ARISTOLOQUIA o ARISTOLAQUIA
Aristolochia angucida,
clematitis, trilobada, brasilensis, cymbífera, puntada, etc.
Familia: ARISTOLOQUIACEAS.
Otros nombres: DRAGONTEA,
HIERBA AMARGA, MATA CULEBRA, RAIZ DE MATO.
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Se conocen cerca de 50
especies que crecen en matorrales y se cultivan en jardines. Son
plantas trepadoras de tallos volubles, hojas acorazonadas y flores en
forma de tubo que cubre el pistilo, de forma muy característica
y que en algunas especies alcanza hasta los 30cm. de
diámetro. El fruto es capsular.
Contiene aristoloquina ó
ácido aristoláquico.
Es antiséptica,
depurativa, diurética, vulneraria, diaforética, febrífuga, emenágoga,
estomacal y sedativa. Se usa en casos de histerismo,
convulsiones, epilepsias, cistitis y para mejorar el apetito en casos de
anorexia.
También es
conocida su eficacia en casos de
amenorrea, clorosis, dispepsia, paludismo y
orquitis. Desde la antiguedad se usa en
casos de mordedura de culebras, como
antídoto y como abortivo. En este
caso es recomendable el extracto de tallos y raíces.
Adevertencia:
Solo se debe usar en pequeñas dosis,
de preferencia con supervisión médica, pues las
Aristoloquias son muy tóxicas.
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En agosto de 2013, un equipo de científicos internacionales reveló en
Washington que el ácido aristolóquico, componente utilizado
frecuentemente en la medicina tradicional china, produce daños en el ADN
y cáncer. Según los especialistas, esta sustancia ocasiona más
mutaciones en genes que cualquier otro elemento cancerígeno como el
tabaquismo o la luz ultravioleta. Esto lo convierte en el mayor agente
genotóxico descubierto hasta la fecha, añaden.
Publicado por la revista Science Translational Medicine, el estudio
examinó casos de personas expuestas a este compuesto y comprobó en ellas
una mutación en su ADN, así como tumores previamente atribuidos a otras
causas.
Dos grupos de investigación con expertos de Estados Unidos, Singapur,
China y Taiwán explicaron que este ácido es derivado de un género de
plantas llamado Aristolochia. Los científicos utilizan por primera vez
la firma molecular o "huella dactilar" de este cancerígeno para detectar
su implicación en cáncer de hígado, algo que nunca había sido asociado
hasta ahora con el mencionado compuesto. Las primeras noticias de la
toxicidad del ácido aristolóquico aparecieron en la década del 90 del
siglo pasado, asociado con daño renal en mujeres a las que se les
suministró un suplemento herbal en una clínica de adelgazamiento en
Bélgica.
Estudios más recientes en Taiwán reflejaron un aumento de los cánceres
del tracto urinario superior y enfermedades renales en el país, debido
al amplio uso de remedios medicinales con Aristolochia.
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